La tristeza es inmensa. El dolor, infinito. Infinito punto rojo y punto negro y punto multicolor como los bellos recuerdos, también y afortunadamente, lo son. Y el consuelo, si acaso lo hay, es imaginarlos juntos:
Por primera vez traidor en la paciencia que le dio la eternidad, él la espera -sabe que ya está por llegar- sin saber bien cómo esperar. Tiene flores en sus manos y no termina de creer que ella está ahí cuando la ve venir envuelta en un vestido rosa pálido, con algo de vuelo. Entonces se abrazan y las flores caen al piso; no hay lugar para tres en ese instante.
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