viernes, 18 de noviembre de 2011

CAPRICHOS APILADOS

Dejar morir, para nacer de nuevo… 

Soltar, escupir, vomitar. Pedazos de angustia coagulada. Exprimida. Licuada.
Un corazón que es herido, sufre; un corazón que hiere, sufre más.
Un corazón que hiere no olvida jamás.
No logra saciar de ningún modo, el hambre de sus desaciertos.
Acumula vacíos, absurdos o no, y caprichos apilados en algún rincón.
Y ahí cerca, muy cerca, el espacio se llena con delirios sin tregua.
Ilusiones tardías y desordenadas, ya no hay bálsamo para acondicionarlas. Muchas, quedan eternamente a cuestas -aún sin saber-, disipadas, en una o en tantas despedidas, en eso que, ese corazón que hiere, puede pronunciar infinita cantidad de veces, pero nunca soportar definitivamente: “Adiós”.  

…  “Y  hasta la próxima vida”.

4 comentarios:

NegroGB dijo...

Muy bueno, Mel!

Melina Schlosman dijo...

Muchas gracias por leer :)

Faus dijo...

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Critícame esto si queres. Gracias

En una inevitable y traicionera brisa que acarició con descaro irreverente mi rostro, te sentí.

En la ceguera del rayo de sol que prepotente me sorprende de repente, te vi.

Porque libre, dulce y apacible la brisa que me roza en su camino te nombra y en absoluto punto ciego de un sol traicionero que cierra en un segundo mis ojos solo a vos te veo. FGR

Faus dijo...

emrfaus@icloud.com