De vez en cuando cumplo años. Y va otro 3 de febrero y en estos tantos aprendí:
Que es lindo que te deseen lucidez (una vez me tocó). Y desear a lo grande
y entregarlo; con los deseos sueltos se vive más relajado.
Que si suelto el control, soy más libre.
Que cuando dejo de esperar, respiro mejor.
Que reír y llorar al mismo tiempo, es el más perfecto equilibrio.
Que pisan más fuerte los pasos que doy sin darme cuenta, que los kilómetros de vida
planificada.
Que si no lo planeo, me sale.
Que si no especulo, fluye.
Que si no calculo, dan las cuentas.
Que si me revoluciona, es por ahí.
Que una de las más grandes aventuras de la vida, es animarse a sanar.
Que si dejo de lado el capricho del ego, doy permiso a la Divinidad para
manifestarse; y al Ser Divino que hay en mí.
Que si vuelvo a caer en uno de esos ciclos que se me repiten, hay algo ahí
pidiéndome a gritos que lo evolucione.
Que si los repito como círculos viciosos, me estoy perdiendo una enseñanza.
Que nada enseña tanto como amar sin condición.
Que en lo incondicional, habita la calma.
Que si hay caos, la calma por ley seguirá.
Que por algo calma rima con alma.
Que el más lindo piropo es que te digan "soulmate" (mucho más si
te lo dice tu alma preferida).
Que la única torpeza del alma es no saber a dónde ir, porque cuando lo sabe
va de inmediato; sólo hay que tenerla conectada con la esencia.
Que el amor es cuestión de esencias.
Que la esencia no sabe de apegos.
Que vivimos en un mundo de apegos porque nos olvidamos de que cuando
nacimos, también estábamos soltando un lugar seguro.
Que en el desapego hay un lugar hermoso.
Que es hermoso experimentar la gratitud más allá de las circunstancias, la
gratitud porque sí; una forma de hacer magia.
Que si es mágico, pacifica.
Que si me da paz, no lo quiero entender.
Que si no pretendo entenderme ni entenderlo todo, me llevo mejor conmigo y
con todo.
Que todo tiene que ver con lo que vinimos a evolucionar; nada que
cuestionar.
Que cuando no cuestiono tanto todo, dejo que la vida sea.
Que descansar en lo que es, alarga la vida.
Y sobre todo, que ir livianos por la vida es un derecho que todos tenemos;
nacemos descalzos.
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