jueves, 4 de agosto de 2011

Sin-ver-güenza

A veces sentimos vergüenza cuando miramos a los ojos. ¿Será la vergüenza de aquello que nos sobrepasa, que nos excede, que nos expone y nos muestra nuestras limitaciones?  ¿Será porque cuando miramos a los ojos podemos ver y dejar ver, también, lo que no podemos ver? Ahí, el desafío: en nuestra capacidad e inteligencia para poder hacerlo, para poder dejar ver, y para poder verlo… Estamos muy acostumbrados a mirarnos sin ver y por ende sin-ver-guenza; por eso sentimos ver-güenza cuando realmente nos vemos.

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